Señal, rutina, recompensa: cómo funcionan realmente los hábitos

Cada hábito sigue el mismo patrón: disparador, acción, recompensa. Entender este ciclo es la clave para dejar de depender de la fuerza de voluntad.

Señal, rutina, recompensa: cómo funcionan realmente los hábitos

De qué se compone cualquier hábito

Un hábito es la automatización de la mente. Funciona sin necesidad de fuerza de voluntad. Por eso mola tanto trasladar lo que ahora hacéis a base de autodisciplina y fuerza de voluntad hacia la automatización.

Para conseguirlo, hay que saber que un hábito se compone de un disparador, un patrón y una recompensa.

  • El disparador es algo que está en vuestro entorno o dentro de vosotros. La sensación de hambre, el semáforo en rojo o el movimiento de la mano hacia el interruptor cuando entráis en una habitación oscura.
  • El patrón, dicho de otra forma, el programa que se ejecuta. Es lo que empezáis a hacer en el momento de encontraros con el disparador.
  • Y la recompensa. La sensación de saciedad, satisfacción y el resultado deseado.

En cuanto a completar tareas de una lista, hay pequeños placeres que hacen que el cerebro libere serotonina en la sangre. Seguro que os suenan estos ejemplos: romper el papel con la tarea completada o tacharla de la lista. Ver una lista completamente tachada produce una satisfacción especial.

En cualquier caso, esta recompensa acaba convirtiéndose en un ansia. En algo que deseáis a nivel inconsciente.

Por eso, cuando os encontráis con una señal determinada (disparador) empezáis a ejecutar el programa, porque existe un algoritmo establecido que garantiza la satisfacción.

Y ahora, más detalle sobre el proceso de formación de un hábito.